Create Your First Project
Start adding your projects to your portfolio. Click on "Manage Projects" to get started
en sus manos duras reposa mi ternura ₊˚⊹♡
*
grabado con tinta sobre olla vieja de acero
**
2025
En sus manos duras aún reposa mi ternura es una pieza sobre la memoria del gesto. Sobre el trabajo duro que es sostener la crianza a partir del cuidado que implica el hacer de comer y que tantas veces es invisibilizado. Sobre esta fuerza blanda que implica el cuidar y cómo la ternura siempre termina por filtrarse entre el cansancio, pero termina en nuestros platos de comida.
Esta olla es un objeto testigo de las jornadas en las que el trabajo doméstico no era remunerado ni elegido, sino heredado. De esas jornadas que empiezan antes del alba y terminan cuando ya todos han comido, dormido, crecido. Le pertenecía a mi bisabuela, quien cocinó con ella durante años como si en cada platillo se le fuera confirmando el mandato de ser madre. Sobre ella grabé una receta que mi bisabuela Rosa hacía para mi abuela Cuca y por ende mi madre Mónica, años después, me preparó también a mí, Natalia. Esta repetición casi ritual: el cocinar para sostener, el sostener para sobrevivir. Un linaje entre nosotras de cómo cuidar.
El rayado sobre el metal representa una insistencia, un gesto cansado de lavar los trastes con fuerza. Esta fricción diaria que deja marcas: un cansancio como inscripción sobre el objeto. Como si cada línea dijera: yo siempre estaré aquí, sirviendo. La olla lleva rayones (que obtuvo con el uso de mi bisabuela, abuela y de mi madre) que no se notan a simple vista, pero están presentes no sólo en esta olla, sino en cada herramienta de la cocina.
Daniela Rea en Fruto (2023) escribe que cuidar es una forma de resistir cuando todo alrededor se derrumba. Que el cuidado es también una trinchera, una forma de organización de la vida en un país y en un mundo que ha puesto ese peso siempre sobre los cuerpos de las mujeres: “Cuidar nos conserva, nos sostiene y nos reúne, pero también nos arrasa y nos agota”. Esta pieza nace desde ahí: desde esa herida que es herencia, pero también desde la ternura que a partir de ahí se gesta.
Porque pienso en mi madre y en mi abuela, en su fuerza blanda y tierna. En cómo, aún cuando la dureza les atravesaba, eligieron tratarme con paciencia. Me enseñaron que cuidar, para ellas, no fue sólo su destino, sino una elección diaria de convertir su cansancio en cariño; el –a veces– hartazgo y dolor en lo que fue para mí el cobijo de una comida caliente.



